La situación se pone cada vez más difícil para los puesteros de la Capital que, entre los asaltos, la suba de precios y la falta de ventas, no saben qué esperar para el futuro de sus negocios. El violento robo que se produjo el jueves por la noche alarmó al resto de los revendedores por la falta de confianza que genera realizar este tipo de viajes que, además, deben hacerse con frecuencia para poder vender.
En un recorrido realizado por LA GACETA se pudo evidenciar que, aún cuando algunos puesteros no estaban enterados de lo sucedido, tampoco se mostraban sorprendidos. “No estaba enterada, pero es una pena. Al ser una fecha clave de ventas, siempre pasan estas cosas”, dijo Karina Serrano, de un puesto de indumentaria. Agregó que no suele viajar a Bolivia porque no consigue el tipo de prendas que busca. En cambio, le resulta más conveniente -y más barato- comunicarse con proveedores nacionales para revender. “No fui nunca a Bolivia, me conviene comprar en Buenos Aires. Antes de la pandemia solía viajar, pero por cómo está la situación termina siendo más seguro para mí que los proveedores me envíen la mercadería”, agregó.
Serrano no es la única que elige trabajar con envíos a distancia; Sara Seiman también opta por esta alternativa. “Pobre gente -lamentó-. Por suerte a mí nunca me pasó; sí sé de muchos puesteros que fueron asaltados camino a Buenos Aires o a Bolivia. En mi caso, prefiero no arriesgarme”, contó. En su puesto, Seiman ofrece distintos artículos de indumentaria infantil, con ansias de poder vender lo que más pueda para el Día del Niño. “Mirá, no hay nadie. Ojalá tengamos buenas ventas... Todavía falta, pero no sé qué puede pasar”, dijo, con tono angustiado, y recordó que años atrás las ventas por esta celebración empezaban a impactar desde julio.
La inseguridad no es el único motivo que impide a los vendedores realizar sus viajes, también lo es -y más en estos tiempos- la falta de plata. “Yo viajo a Bolivia o a Buenos Aires, pero cuando se puede. Hay que juntar mucha plata para que valga la pena hacer un viaje así, la verdad es que no logro ir casi nunca”, compartió a LA GACETA Marianela Dip. Sobre la terrible situación que vivieron las víctimas del asalto en el tour de compras, aseguró que es fundamental tomar ciertas precauciones antes de viajar. “Siempre es peligroso, entonces hay que ir con los mismos grupos de vendedores; viajar con caras conocidas. Hacer un viaje tan largo y no saber con quién vas puede terminar mal, como pasó ahora”, sostuvo.
Variedad y calidad
Más allá de los riesgos que pueden correr los vendedores al emprender este tipo de tours, las ventajas terminan reflejándose en las buenas ventas. “Si no viajás, no vendés. En Bolivia hay otra mercadería, no es como la de acá. La ropa importada tiene mejor calidad mientras que la nacional no es igual de confiable”, enfatizó Dip. La vendedora compartió que viaja una vez al mes y trae lo que puede; señaló que la falta de gente en las calles es evidente, por lo que las ventas han bajado con respecto a otros años. “Ya no tenemos muchas ventas, no hay plata. Es fácil darse cuenta, basta con mirar a la calle y ver que no hay gente. Para el Día del Niño siempre suele aumentar la concurrencia, pero por ahora no pasa nada”, dijo.
Por su parte, Víctor -a secas-, que vende exclusivamente juguetes infantiles, sigue prefiriendo comprar en el país vecino. “Siempre viajo, pero esta vez no fui porque no conseguí la plata. Conviene mucho porque la variedad y calidad que conseguís ahí, no está en otro lado. Más allá del precio y el gasto que implica ir a Bolivia, conviene porque la mercadería es mucho mejor”, afirmó.
Asimismo, Juan Arce difirió con este último al asegurar que es más conveniente conseguir productos locales para la reventa; piensa que es más rápido, cómodo y seguro. “La verdad es que con todo lo que está pasando, al final del día termina siendo mejor comprar acá; además el precio está casi igual. Estoy conforme con la calidad de los productos y además no pierdo nada porque no me arriesgo a este tipo de situaciones”, comentó. Arce, en su puesto, ofrece peluches, monopatines, cocinas y camiones para regalar a los más chicos.
Más problemas
Frente a los lamentos por la terrible situación que vivieron los 21 vendendores en el asalto, muchos puesteros recordaron con pena el incendio que se produjo en enero en la ex terminal de Ómnibus, el cual consumió muchos de los puestos de los feriantes. Incluso, coincidieron en que este es solo otro problema que se suma a la difícil situación que enfrentan día a día. “Lo que pasó esa vez fue un desastre”, dijo Analía y agregó que también la inseguridad la mantiene alerta: “la zona es muy peligrosa, siempre está presente el miedo de que nos roben. Si nos quitan las cosas, nos quedamos sin nada, yo estoy hace poco así que sería empezar de cero”.
Mientras veían a la gente pasar y consultar precios, María Vildoza y Federico Velárdez comentaron su experiencia en este tipo de tours de compras. “Ese tipo de cosas no suelen ocurrir, hay mucha gente que viaja para comprar por mayor. Sí conozco Bolivia pero fui en auto porque es más seguro”, dijo Vildoza. Por su parte, Velárdez insistió en que a la hora de medir el costo/beneficio del viaje, se saca mejor provecho comprando productos nacionales. “El tema con el viaje es que se corren muchos riesgos”, dijo y enumeró: “Primero, está la inseguridad; segundo, siempre está el riesgo de perder la mercadería en los controles policiales; por último, es un gasto enorme simplemente viajar hasta ahí”. “Si tenés para invertir, conviene que lo hagas acá y no afuera. Así, sólo te toca revender. Es verdad que es más barato en Bolivia, pero es más peligroso”, enfatizó. (Producción periodística: Bárbara Nieva)